Los participantes de estas fiestas sexuales suelen ser desconocidos. Se reúnen en una casa y se quitan la ropa. Se juega de a muchos.
Cuando los asistentes son heterosexuales, los hombres forman una ronda. En el centro, las mujeres forman otra.
Cuando la música se detiene, las personas que quedan enfrentadas deben mantener relaciones. Con una consigna: el hombre debe penetrar a la mujer sin ninguna protección.

La dinámica se repite, pero cada vez con menos personas, ya que cuando un hombre eyacula o una mujer tiene un orgasmo, quedan eliminados. Gana el más resistente.
¿Por qué se llama "ruleta rusa sexual"? Porque esta práctica tiene un componente adicional que cambia radicalmente su lógica: uno de los participantes debe tener sida, aunque nadie puede saber quién es, según revela El Universal de México en un informe.
El fenómeno comenzó en Estados Unidos, pero ya hay registros en diferentes países de América Latina. Lo que genera mayor preocupación es que participan personas cada vez más jóvenes.
Al haber sexo grupal sin protección, el sida no es el único problema, aunque es el más presente porque se busca que haya siempre alguien con el virus. Pero también se multiplica el riesgo de contraer otras enfermedades de transmisión sexual, como sífilis, gonorrea y hepatitis C.