Los audios que llegan por WhatsApp son tres. Hay ruido de fondo, una ambulancia, y la voz de un hombre que le habla a "Mati" y le avisa lo peor: que tras el partido contra Nigeria el corazón de Diego Armando Maradona no aguantó más. Menciona la presencia de Cóppola, el intento de revivirlo con una inyección de adrenalina, pide mantener el secreto.
Miente, por supuesto, porque Maradona sigue vivo. Pero esa mentira de origen desconocido (tan oscuro como para que ofrezcan una recompensa para ubicar a su autor) es el último eslabón en una larga cadena de mensajes falsos, apócrifos, verdaderos, robados, filtrados, que han circulado por los celulares nacionales a una velocidad cercana a la de la luz en los últimos tiempos. Llegan por Whatsapp y no tienen origen conocido. Pero se los escucha y, en muchos casos, se los reenvÃa, ampliando su viralización, ese boca a boca digital que permite una difusión a gran escala con un mÃnimo esfuerzo. Dos toques en la pantalla y ya está: el mensaje vuela a todos los confines de la Tierra.
A veces los audios son falsos (alguien los hizo para causar daño o reÃrse a costa de los demás); en su enorme mayorÃa son robados, o filtrados. Es decir, alguien (que a veces es famoso y otras tantas no) se lo envió a una persona, o a un grupo, y alguno de ellos decidió compartirlo. (Nota mental: si está en un formato digital, sea audio, imagen o video, y se comparte, ya está fuera de nuestro control; no hay cómo frenar su difusión).
En la mayorÃa de los casos representan una violación a la intimidad. Esto no evita que se hagan famosos porque causan gracia: la cheta de Nordelta que se queja de sus vecinos, la mujer que alquiló un departamento en Mar Azul con pésima suerte. Otros, porque en teorÃa esclarecen, con información privilegiada, un hecho puntual: ex futbolistas argentinos comentando la derrota argentina frente a Croacia con tono Ãntimo. Un tercer grupo busca causar alarma a base de mentiras: una epidemia de dengue que no existióen el hospital Penna, una Trafic blanca que secuestraba gente ( y que en realidad era un vehÃculo de GendarmerÃa detectado por los narcos). Hasta se hacen obras con ellos, como la representación en video de los audios que MarÃa Teresa le dejaba a Enrique en la época de los contestadores telefónicos, como las chanza que le dieron fama al Dr Tangalanga.